PARA HACER LAS COSAS BIEN NO TENGO PRISA


Crecemos solamente con osadía. Mario Benedetti.

           El título es una frase que utilizo con frecuencia cuando tengo problemas pendientes por resolver y prefiero hacerlo con la mejor solución, aunque tarde poco más de tiempo. Nuestro país tiene varios problemas que ameritan una solución correcta y se tiene poco tiempo para hacerlo. Estos, poco o nada significaban hasta hace pocos meses, sin embargo, el mundo cambió y nuestra economía, nuestra política y sus efectos sociales también. La deuda pública de México se ha disparado. El peso mexicano ha perdido un 55% en su paridad cambiara con el dólar Norteamericano  en 4 años. El país a quien le vendemos el 82% de nuestras exportaciones nos ha declarado como vecinos incomodos y otros calificativos vergonzosos. Existe la alta probabilidad de las deportaciones de dos o quizá tres millones de trabajadores mexicanos que residen en la Unión Americana. En el rango de la economía informal se cuantifican 30 millones de personas en nuestra nación, problema no solo económico, sino también social. Urge un nuevo plan o modelo económico promotor de la inversión privada pues todos los países lo están llevando a cabo para atraer capitales locales y extranjeros y México, parece ser que no se ha puesto en esta frecuencia de competencia que exige el siglo XXI. Estos temas y muchos más, están siendo un lastre en la generación de empleos y el bienestar familiar.

El punto que comentaré en esta ocasión es el referente a las deportaciones de inmigrantes mexicanos que laboran en el vecino país  del norte. Con datos publicados por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), entre los años 2009 y 2015, el número de deportados fue de 2,571,860. Durante los 10 primeros meses del pasado 2016, se contaron 196,497 expulsados. Esta cifra nos indica que en 7 años la cifra fue cercana a los tres millones de paisanos nuestros que se vieron lesionados junto con sus familias en sustento y en sus ahorros, ya que no les regresaran sus patrones ni el gobierno norteamericano en su caso, lo acumulado de seguridad social. La población indocumentada mexicana según cifras de la DHS, varia en el rango de 11.3 millones, de un total de 34 millones de mexicanos e hijos de estos que residen en Estados Unidos.

Durante el mandato de Ronald Reagan (1981-1989), las deportaciones fueron 168,364. En 1986, el Congreso de ese país aprobó una amnistía que regularizó a unos 2.7 millones de inmigrantes indocumentados, la mayoría de ellos, mexicanos. George H. Bush (1989-1993), deportó a 141,316 mexicanos. Bill Clinton, tomó la presidencia en 1993 y la población de indocumentados se estimaban en 4.9 millones. Durante su gobierno ascendió el regreso a 869,649. En el año 2000, esta cifra creció a 8.6 millones. Durante los 8 años de gobierno de George W. Bush (hijo), del año 2001 al 2009, la población indocumentada creció de 9.3 millones a 11.3 millones, cifra que se ha mantenido a la fecha. Las deportaciones  se incrementaron a 2,116,690. En los últimos 8 años del gobierno norteamericano, siendo presidente Barack Obama, crecieron las deportaciones a una cifra muy cercana a los 3 millones.



El nuevo residente del Capitolio durante su campaña política, anunció que deportaría a los 11.3 millones de indocumentados en un plazo de 18 meses, solo que la fuerza laboral que representan ha hecho que cambie su discurso y ahora dice que solamente expulsará a quienes tengan antecedentes criminales. Durante 2016, México recibió US 25,000 millones de dólares de remesas y para este 2017, la cifra se estima en 21 MMDD (por remesas se describe el dinero recibido por familias de trabajadores en el extranjero). Este punto es especial pues ese dinero si va real y directamente a las familias. Urge estimular la inversión privada que es la generadora de empleos y de riqueza. El Gobierno Federal condonará del Impuesto Sobre la Renta (ISR) por diez años en un 100% y el 50 % de los siguientes 5 años a quien invierta en las llamadas Zonas Económicas  Especiales (ZEE). Esta, es una señal positiva. Para exigir el consumo de productos hechos en México hay que producir con calidad y precio. Para lograr esto, hay que dar facilidades a los productores y comprarles para que se recapitalicen. De no ser así, caemos en un círculo vicioso.



P.D. Obedecer a ciegas, deja ciego. Mario Benedetti.

  

 “CONSUMA LO HECHO EN MÉXICO Y ESTARÁ DANDO TRABAJO A MEXICANOS “
¡México es primero! 

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