Vivir de prisa, no es vivir.


Ya no voy a trabajar más, ahora trabajaré mejor.  Puente Estrada®

            La vida moderna nos ha llevado a una actividad física mayor a la que esperábamos. Pensé que los avances técnicos y tecnológicos nos darían oportunidad de vivir y disfrutar con mejores condiciones y más tiempo cada día, ya que las computadoras, los teléfonos celulares y mucho más, nos daría mejor calidad de vida y tiempo, ese bien no renovable, para utilizarlo   con la familia, los amigos, la lectura, la música, el estudio, el deporte y mucho más. Pues no, todos estos avances nos han hecho más productivos en nuestro trabajo, mas no es nuestra vida personal. Producimos más y disfrutamos menos de nuestra vida y de quienes nos rodean.
            Carl Honoré escribe un libro que tituló: “Elogio de la Lentitud”. En este análisis tiene una premisa básica: “Vivir de prisa no es vivir… es sobrevivir”. Tiene mucho sentido su posición donde sostiene que la hiperactividad del siglo XXI nos lleva a dedicar nuestra energía a metas que no necesariamente son las cosas más importantes de la vida. Insiste en su libro que el ser humano busque el tiempo justo para cada cosa y disfrute cada momento.
             Existen frases que siguiendo su tesis nos indican que, si lo primero que escribes en la lista de tus prioridades es trabajo, algo anda mal y te pide volver a redactarlo. Tiene sentido cuando menciona que el virus de la prisa es una epidemia mundial y recomienda que si lo has contraído, trata de curarte.
              Es una realidad: prohibido quedarse esperando a que las cosas sucedan. Nada se mueve sin apoyo. Sin embargo, el mundo compite en costos y calidad y eso se logra con productividad, la que no necesariamente va ligada a más horas de trabajo, sino a mejor calidad en el mismo tiempo laborado. Hay que dar espacio al conocimiento, a las relaciones, a la diversión, a la salud, a los negocios, la buena compañía, la familia, la buena comida: a uno mismo. El ritmo de este concepto de competitividad nos ha originado olvidar el para qué trabajamos, o peor, para que vivimos. Esta es una reflexión que debemos tener presente día a día. Vivamos nuestra vida con responsabilidad. México es el país número 54 de 190 naciones evaluadas por el Índice Doing Business 2019 en el tema de competitividad. Nueva Zelanda es el número uno, Estados Unidos el 8, China el 46, Chile el 56 y Venezuela el 188. Así andamos en la tabla mundial. 
P.D. Despacio, que voy de prisa. Napoleón Bonaparte.
“CONSUMA LO HECHO EN MÉXICO Y ESTARÁ DANDO TRABAJO A MEXICANOS “ 
¡México es primero!   

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